Motivación podríamos definirla como una atracción hacia un objetivo, que supone una acción por parte del sujeto y permite aceptar el esfuerzo requerido para conseguir esté.
La motivación está compuesta de necesidades, deseos, tensiones, incomodidades y expectativas. Constituye un paso previo al aprendizaje y es el motor del mismo.
Si observamos que en nuestros hijos existe algo que les guste o por lo que se sienten atraídos, hay que trabajarlo y ofrecerle nuevas experiencias con objetos que llamen su atención.
Pueden servirnos para que comiencen a moverse, o por lo menos tengan intención de hacerlo, y si eso no es posible, pueden servir para que estén más conectados con nosotros.
Con Cristina siempre trabajamos bajo ese enfoque, primero sus movimientos de ojos, con laminas muy atractivas, después fue el movimiento de su cabeza y manos, con juguetes que pudiesen ser de su interes, mas tarde el volteo y el arrastre, y el gateo y por ultimo la deambulación.
Siempre había algo detrás de cada movimiento que queríamos conseguir.
Recuerdo que le poníamos gusanitos y desde atras le ayudábamos para enseñar a su cuerpo cómo debía ser ese movimiento para conseguir avanzar.
El Vojta ayudo que su cuerpo fuese ganando en fuerza y movilidad pero si no existía algo por lo que moverse, o tener intención de hacerlo, no servía para nada.
Todos los ejercicios que estoy revisando que nos recomendaron hacer desde que empezamos, tienen ese elemento en común, algún objeto que llame su atención.
Para ello desde casa podemos preocuparnos por enriquecer el entorno en el que se desenvuelven los niños, creando así oportunidades de aprendizaje en cualquier modalidad cognitiva, sensorial, motora…
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