Una terapia que también me ha gustado mucho es la equina, a Cristina le ha venido muy bien. Normalmente a este tipo de niños les encantan los animales, sobre todo los perros, pero también disfrutan mucho con los caballos.
Ademas de tener un contacto con el animal, ya sea peinándole o dándole de comer, el movimiento del caballo hace que el sistema vestibular del niño se estimule y se desarrolle.
En nuestro caso unas pocas sesiones fueron suficientes para que Cristina recuperara el equilibrio y fuese un poco mas erguida, ganando en seguridad, lo que le permitió caminar pequeños trayectos sin ayuda…
Llevaba mucho tiempo necesitando de un apoyo para caminar, aunque en el momento que se soltó a hacerlo sola teniamos que tener mucho cuidado cuando caía hacia atrás, era un peligro. Tuvimos que comprarle un casco, porque caía en bloque ,como una tabla, golpeándose en muchas ocasiones la cabeza, pero todo aquello también fue mejorando.
Años mas tarde repetí la experiencia, esta vez en un centro diferente y como la situación de Cristina tampoco era la misma, nos permitió trabajar otro tipo de cosas. Como podían ser que caminase marcha atrás en el caballo mientras sujetaba una pelota o que intentar emitir algún sonido para conseguir que el caballo empezase a andar.(Trabajando asi la causa- efecto)
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